ποταμοῖς τοῖς αὐτοῖς ἐμβαίνομεν τε καὶ οὐκ ἐμβαίνομεν, εἶμεν τε καὶ οὐκ εἶμεν τε. |
En los mismos
ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]
-Heráclito |
El agua ha sido transporte desde tiempos inmemoriales, canoas, barcos
de todo tipo nos han llevado a través de ríos y mares a lugares
desconocidos pero familiares promesas de vida de alguna forma,
comida, buen clima, etc.
El ser humano suda,
saliva e intercambia fluidos en actos amorosos para la supervivencia.
“Polvo eres y en
polvo te convertirás” el dicho reza, pero sabemos que el agua
compone más de la mitad y casi tres cuartas partes de nuestro
cuerpo, dado que la mayoría de la composición del cuerpo es líquida
debiera ser “Agua somos y en agua nos convertimos”.
¿Cuánta agua
consumimos durante nuestras vidas? El agua se mezcla, se filtra se
sala, fluye formando ríos y mares, se evapora y en el cielo en forma
de nubes esa agua comulga en el cielo lo que fuimos hemos sido y
seremos, ¿existe otro ritual cotidiano más importante y anónimo?
Nuestra sensación
del ser no es completa si no entendemos esta parte importante; somos
uno y compartimos esta tierra pero es ella quien nos nutre y
engendra.
Para Lao Tse el agua es el símbolo de lo inferior que domina a lo superior, y el símbolo de lo débil que vence a lo fuerte:
“…Lo blando vence a lo duro,
lo que carece de forma penetra lo impenetrable,
hay valor en no actuar…” Tao Te Ching.
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